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seguro contigo Mi mejor amiga, Ruby, me había dicho que algunos chicos que conocía solían frecuentar una de las bibliotecas públicas de la ciudad. Nunca le pregunté por qué ni qué hacían allá; supongo que necesitaba ese espacio para estar tranquila y sin ser vista por las personas a las que conocía en el trabajo. De cualquier forma, un día por la tarde estaba ida en mis cosas cuando ella irrumpió con un chico joven a quien solo llevaba conocido por unos minutos. Yo lo miré y lo miré hasta que él se sintió incómodo y me pregunté qué me pasaba. Al cabo de un momento el chico comentó: “¿Quieres que te siga?”, a lo que contesté: “No, nada de eso. ” Aunque traté de disimularlo, mis mejillas se colorearon de rojo. Él parecía divertido; Ruby la tomó con calma y comentó: “Mujer, eres víctima de las fibras”. Yo estaba atónita, no había oído nada semejante en mi vida. Para seguir con Ruby y el chico, me senté junto a él. Tenía el cabello rubio y los ojos azules, dos rasgos que le daban aspecto de ser un hermoso y atractivo chico. Yo caminé lentamente hacia la mesa situada a la izquierda de la biblioteca a medida que hablaba con él. Le hablé por lo general en inglés entre risas y comentarios en inglés. Él no dijo mucho, pero pareció estar recibiendo placer de este modo. “Este chico podría ser un idiota”, pensé. Le pregunté en inglés si sabía algo sobre las fibras; él me miró casi al unísono y yo sonreí. “Sí”, me respondió. cfa1e77820
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